El sistema de la Restauración marginó a amplios sectores del mundo político y social. Lo que en principio se presentaba como propuesta integradora acabó siendo, en la práctica, un sistema de exclusión de las clases populares urbanas, sectores de la clase trabajadora rural y el naciente proletariado industrial; las clases medias y los círculos intelectuales. Sólo las élites del país estaban representadas políticamente. Los liberales y conservadores desarrollaron una hábil estrategia con el fin de marginar a los diversos partidos opositores.
Esta estrategia acabaría
dividiendo a las fuerzas políticas opositoras en lo que constituirá un
auténtico exponente del lema “divide y vencerás”.
¿Pero cuál fue la oposición? Pues ésta se llevó a cabo por fuerzas políticas ya existentes: desde la derecha, el carlismo; desde la izquierda, el republicanismo. Pero también surgieron nuevos movimientos, como el movimiento obrero, el socialismo y los partidos nacionalistas. Aunque estas fuerzas de oposición no fueron decisivas en la dinámica política, son importantes porque respondían al gran problema de finales de siglo: el acceso de las clases populares a la política.
Para descargarse el documento: anarquismo y socialismo
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